Las últimas actuaciones de Jaguares XV que no estuvieron a la altura de sus posibilidades le pusieron algo de pimienta al desenlace. El equipo argentino sigue siendo amplio favorito para quedarse con la primera temporada completa de la Superliga Americana, aunque sus jugadores mismos se colocaron en situación de tener que recuperar su forma plena si no quieren pasar complicaciones en la final ante Peñarol. Este sábado, a partir de las 18, la auspiciosa primera experiencia profesional en Sudamérica llega a su fin y, más allá de lo que ocurra en el césped sintético del estadio Charrúa, de Montevideo, es un buen momento para sacar conclusiones y empezar a pensar cómo potenciar el certamen en el futuro.
Que en el contexto que atraviesa la región la Superliga se haya desarrollado de manera íntegra y sin contratiempos, en medio de estrictas medidas de aislamiento, es de por sí alentador. Cuando el rugby está paralizado en todo el país, un grupo reducido de jugadores pudo tener actividad y los fanáticos satisficieron su sed de rugby local. No es poco.
Lo primero que salta a la luz es la abrumadora superioridad de Jaguares XV, que ganó todos los partidos con punto de bonus y no debería tener problemas para hacer lo propio en la definición. Es cierto que en los últimos tres encuentros bajó su rendimiento, pero aun así el resultado final nunca estuvo en cuestión; tanta es su preeminencia. Volver a dominar con el pack y acatar el plan de juego sin que afloren arrestos individuales serán clave para sortear la rudeza de Peñarol, un equipo que tiene seis mundialistas y del que se esperaba un mejor rendimiento, pero que logró el objetivo de llegar al enfrentamiento decisivo.
La imponente campaña de Jaguares XV tiene dos aristas. De un lado habla favorablemente de la cantera del rugby argentino. El naranja y negro se trata de un plantel mayormente de jóvenes, con un promedio de 22,7 años de edad, en el que hay una mayoría de jugadores que hacen sus primeras armas en el rugby profesional y hay otros experimentados que necesitaban mantenerse en competencia para estar listos para compromisos más exigentes. También merece crédito el trabajo del cuerpo técnico, que dotó al equipo de una identidad de juego similar a la que emplea el seleccionado mayor y dejó a un buen grupo de rugbiers listos para dar el salto. Muchos tendrán la oportunidad de probarlo en la ventana de julio, un aspecto trascendental que merece ser tratado con mayor profundidad en un artículo aparte. Todavía les queda un partido para rubricar estos elogios. Será fundamental recuperar la concentración y la consistencia durante los 80 minutos, algo que faltó en los últimos tres encuentros.
En cambio, que haya un equipo que parece jugar a otro deporte le resta atractivo a la competencia. La lucha quedó centrada en quiénes dirimirían el segundo puesto. Es evidente que una vez instalado en la final, Peñarol no se conformará con este rótulo, pero está claro que el resultado dependerá de lo que haga y deje de hacer Jaguares XV.
Recién en la segunda etapa, efectuada en Montevideo, el certamen tomó forma y sí hubo progresos en el juego y duelos entretenidos. Olimpia Lions y Selknam quedaron en el camino, pero también mostraron lo suyo. El crecimiento del rugby regional es el gran objetivo que persigue la Superliga Americana, una meta que se podrá alcanzar sólo en el largo plazo. Colombia está dando sus primeros pasos. Brasil y Paraguay siguen estando un escalón por debajo. Chile es el que más progreso ha mostrado y esta competencia lo acercó más a Uruguay, al punto de convertirlo en una amenaza con miras a la clasificación para el Mundial Francia 2023. Además, albergó la primera porción del campeonato, evidenciando capacidad de gestión y voluntad de apostar por este deporte.
En materia organizativa, sólo cabe reprochar el abrupto cambio de escenario en la etapa chilena (el Estadio Nacional por Valparaíso en las últimas dos fechas) y varias reprogramaciones de último momento por disposiciones de la televisación. Para que la liga se sostenga, a su vez, no alcanza la dádiva de World Rugby: es necesario que sea atractiva para el público, para los auspiciantes, para la televisión y para los jugadores por sí sola. Para ello, es necesario que la transformación sea más profunda.
Francisco Gorrisen, tercera línea de Jaguares XV, tracciona contra la marca de buena parte de Peñarol.
Francisco Gorrisen, tercera línea de Jaguares XV, tracciona contra la marca de buena parte de Peñarol.
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Uno de los cambios que se imponen para 2022 es añadir otro equipo argentino, de manera que Jaguares XV divida sus fuerzas y la disparidad se diluya, sin perder de foco el desarrollo de los jugadores con miras a su participación en los Pumas. Y, ¿por qué no?, agregar pimienta a la confrontación armando un conjunto con jugadores de Buenos Aires y otro con integrantes del interior, por ejemplo. Y si se puede ir más allá, volver a la idea primigenia de incluir un segundo equipo uruguayo, patrocinado por el club Nacional, y así alimentar la rivalidad con su clásico adversario. En algún momento volverá el público a los estadios y convocarlo en un deporte relegado en el nivel regional va a requerir tanto atracción que emerja de la acción en la cancha como inventiva para generar adhesiones.
Después de que se frustrara la temporada inicial, en medio de una pandemia que no cede en esta parte del mundo, Jaguares XV y Peñarol le ponen el broche a una temporada auspiciosa. Con cosas por mejorar, pero también mucho por capitalizar. Y todavía queda un partido para disfrutar.
Las formaciones
Jaguares XV: Juan Bautista Daireaux; Sebastián Cancelliere; Agustín Segura, Juan Pablo Castro y Tomás Cubilla; Tomás Albornoz y Felipe Ezcurra (capitán); Juan Martín González, Francisco Gorrisen y Lautaro Bávaro; Franco Molina y Federico Gutiérrez; Juan Pablo Zeiss, Martín Vaca y Federico Wegrzyn. Entrenador: Ignacio Fernández Lobbe. Suplentes: Gerónimo Prisciantelli, Martín Elías, Teo Castiglioni, Joaquín Oviedo, Tomás Bernasconi, Joel Sclavi, Francisco Minervino e Ignacio Ruiz.
Peñarol: Baltazar Amaya; Juan Manuel Alonso, Tomás Inciarte, Andrés Vilaseca (capitán) y Nicolás Freitas; Martín Roger y Manuel Nogués; Santiago Civetta, Conrado Roura y Manuel Ardao; Nahuel Milán y Felipe Aliaga; Diego Arbelo, Guillermo Pujadas y Juan Echeverría. Entrenador: Pablo Bouza. Suplentes: José Iruleguy, Felipe Arcos Pérez, Carlos Deus, Juan Marcos Chamyan, Eric Dosantos, Matías Benítez, Facundo Pomponio y Facundo Gattas.
Hora: 18.
Estadio: Charrúa, de Montevideo.
Árbitro: Damián Schneider (Argentina).
TV: ESPN 3.